Por Eiffel Ramírez Avilés
§1.
PROBLEMA:
La
cuestión de la realización humana
tiene muchos puntos a resolver. A grosso
modo, mencionaré lo que implica realización humana: a) existencia, b) libertad,
c) condiciones biológicas, d) felicidad, e) satisfacción económica y f) identidad.
De entre todos ellos saqué este último para resolver la siguiente pregunta: ¿quién soy yo?
Pero,
la pregunta por la identidad no se resuelve con una sola frase. Hay que
continuar distinguiendo, en este caso, de qué tipo de identidad estamos
hablando y sobre la cual trataremos. Así tenemos: a) identidad sexual, b) identidad
racial, c) identidad cultural, d) identidad institucional y e) identidad
nacional. Nuevamente hemos de sacar sólo un tópico, y es el último mencionado,
para así entonces concebir una identidad
nacional.
Cuestión 1°: ¿quién soy yo?
Cuestión 2°: ¿Cómo se configura la identidad de una persona en la convivencia con un
grupo, a lo que llamamos “identidad nacional”?
§2.
EL
HOMBRE:
A. La
pregunta por la identidad es la pregunta por el hombre. ¿De qué estamos hechos
los seres humanos? En el fondo también termina siendo la pregunta por el Ser:
¿de dónde provenimos? Aquí, creo yo, hay que rescatar el dualismo que empezó
con Parménides, se desarrolló con Platón y creó a un Descartes. Pero no hay que
recogerlo en esencia. La tradición dualista mencionaba que el hombre se divide
en cosa y espíritu (o alma), y que ambos eran cosas irreconciliables y
contradictorias. De esta manera se rechazaba el cuerpo y se le achacaba la
culpa de nuestros pecados. Un dualismo así no es más que la vieja Metafísica
occidental que causó muchos males.
Lo
que queremos esbozar aquí es lo siguiente:
a) El
hombre es un organismo biológico: es decir, el hombre es materia viviente hecha
de tejidos, una máquina hecha para auto desarrollarse y supervivir.
b) El
hombre es un ser pensante: es decir, tenemos un cerebro que produce ideas que
analiza el mundo, niega y genera una cosmovisión.
El
hombre es esas dos cosas, pero no de manera irreconciliable como creían los
dualistas tradicionales, sino interdependientes. La dialéctica funciona una vez
más aquí, en donde materia e idea confluyen sin separarse.
RESUMEN:
El hombre es un organismo vivo que piensa;
es, a la vez, materia e idea.
B. Lo
primero que hace un hombre es distinguirse de los demás, en este caso, de la
Naturaleza. El hombre, entonces, se reconoce como humano y no como objeto o
animal. Este es el primer paso de la identidad, que podemos llamarla identidad universal. Pero hay algo más
que debemos agregar para seguir construyendo esta identidad. Tocamos ahora el
tema de la procedencia: ¿De dónde procede el hombre? Efectivamente, del hombre
mismo. Que otros busquen otras fuentes –quizá las aguas manantiales de la
Metafísica- lo dejamos en su camino tortuoso. Aquí la pregunta por el cuándo es
inútil. Si antes no éramos homínidos no interesa; sólo basta que ahora existe
la raza humana. ¿Eran hombres o no los indígenas de América? Por supuesto.
¿Eran hombres o no los esclavos negros? Claro que sí. El hijo que salga del vientre de una madre humana es humano, por
más que sea un fenómeno natural, o que no tenga la facultad correcta del pensar
o que probabilísticamente sea después un despiadado asesino. Aquí nos topamos
ya con el tema de la igualdad de los hombres.
RESUMEN:
El hombre, que es materia y pensamiento a
la vez, se identifica como humano por la procedencia, es decir, de que proviene
de otro humano que le da esa calidad. Llamamos a esto identidad universal.
§3.
EL HOMBRE
Y SU CONTORNO:
Hecho
este primer paso sobre la identidad humana, cabe ahora ver al hombre en su
propio grupo. “El hombre que vive fuera de la polis es una bestia o es un
dios”. La gran frase de Aristóteles puede ser traída aquí de distinta manera.
En aquel entonces lo que tenía un sentido de superioridad griega, hoy confirma
tan sólo la imposibilidad de que un hombre se desenvuelva a espaldas del grupo
de donde nació o donde se desenvuelve. “Animal político”, afirma Aristóteles.
Efectivamente, eso es lo que somos. Sabemos muy bien que el hombre no se forjó
bajo un mismo grupo social, sino que se formaron distintas razas y culturas
esparcidas por todo el orbe. La cuestión sigue así entonces: el hombre reconoce
a su grupo y se siente miembro de él; asume sus valores y sus costumbres. Esto
se conoce con el nombre de socialización.
RESUMEN:
El hombre se identifica con el grupo
donde se desenvuelve, interioriza las normas de convivencia y acepta ahora ya
su procedencia racial. Esto es lo que se llama “identidad social”.
§4.
IDENTIDAD
DE UNA NACIÓN Y AUGE:
Los
grandes imperios que ha habido en el Mundo tuvieron muchas cosas en común.
Entre ellas lo que llamo identificación
como imperio. Ya no es esa identidad con la pequeña tribu, sino que ahora
aumenta la escala. Esto se da sobre todo en procesos de colonización. Egipto,
Roma, Persia; no yendo tan lejos: Inglaterra, Francia, Alemania. El carácter
común a estas naciones es que han conseguido la unidad de sus respectivos
pueblos. Es cierto, pueden haber contradicciones intrínsecas a ellos mismos
(verbigracia: lucha de clases), pero en el fondo seguirá existiendo el
denominador común que los une: identidad con su nación y esa especie de ego del
imaginario popular que los hace sentirse por encima del resto. Por ejemplo: el
soldado romano de los siglos del apogeo (II-I a. C.) no ganaba las batallas sólo
por las armas que llevaba o por las tácticas que empleaba. Fundamentalmente era
porque detrás tenía a la Roma misma, la patria unida y consolidada que había
superado sus conflictos tribales para erigirse como imperio. El soldado romano
–como también el ciudadano romano- se identificaba con su patria grande y
gloriosa.
Se
llama auge en este contexto, cuando
un reino, imperio o Estado en general llega al máximo esplendor de su
potencialidad en todas sus facetas. El auge se da sólo en una nación unificada
y que tiene un porvenir común. La pregunta, entonces, de cómo han surgido
imperios tan vastos en la tierra queda resuelta. Hubo hombres que reconocieron
valores comunes, finalidades compartidas y entre estos la afirmación de una
raza. Tomemos por ejemplo a España. Los españoles refugiados en el Norte de la
península ibérica resistieron con valentía la arremetida de los árabes en la
Edad Media. Les tomó ocho siglos para afianzarse y reconocerse como españoles y
expulsar a los árabes de España. Luego, con Carlos V, España ya era dueño de
más de media América. Así, los imperios surgen de acuerdo al grado de identidad
que asumen, porque la identidad es fuente de unión y fortaleza. Hoy en día esa
identidad se mantiene en los Estados modernos que son potencia.
RESUMEN:
La identidad de un hombre con su contorno
genera la grandeza de un pueblo. Históricamente, las naciones que se identificaron
como imperios llegaron al auge.
§5.
IDENTIDAD
Y DIALÉCTICA:
De
la identidad universal hemos pasado hacia la identidad nacional. Pero cabe
esbozar ahora el concepto de identidad y qué relación tiene con la dialéctica.
a) Identidad
significa reconocernos valorativamente y afirmarlo. En cualquier campo donde se
use el término “identidad” se requiere de un asentimiento. Porque identidad no
es resignación, sino afirmación de lo que somos. Colegimos de aquí que “identidad
nacional” es reconocerse con la nación a la que pertenece, tanto en su
historia, cultura y fines.
b) La
dialéctica es ante todo un proceso,
en donde dos puntos marcadamente opuestos mantienen una relación común posibilitando
así su existencia. Es decir, en plena contradicción de dos objetos existe una
identidad. Vida y muerte, Sol y ocaso, arriba y abajo. El concepto de dialéctica conlleva en sí el concepto de identidad.
Aplicando
a lo que se estaba exponiendo líneas arriba, una nación que ha conseguido su
unidad, y por ende, su identidad nacional, puede tener dentro de sí una serie
de contradicciones. Sin embargo, éstas no causarán su ruina o desintegración.
La dialéctica no desune, al contrario, afirma la unidad –manteniendo, claro
está, la pluralidad-, y por ende, la identidad. Verbigracia: La lucha de clases
que desembocó en la Comuna de París, fue una masacre para el pueblo francés,
pero que jamás hizo que Francia se desintegrara.
RESUMEN:
La cuestión de la identidad puede ser
resuelta a través de la dialéctica, en donde ante el aparente problema de la
identidad en lo múltiple, nos hace ver que unidad y pluralidad son dos caras de
la misma moneda.
§6. CONCLUSIÓN:
·
De
la cuestión 1°: Volvemos a la pregunta inicial: ¿quién soy yo? Entonces digo: yo soy un
organismo que piensa. Descartes estaba en las mismas, pero tenía otro fin. El
primer paso de la identidad es reconocerse como humanos. La calidad de ser
humano no la da nadie ni la quita nadie; se es humano por el simple hecho de
provenir de otro humano.
·
De
la cuestión 2°: Ahora bien, el yo nunca puede separarse de los
otros, del grupo al que pertenece. No basta decir que yo soy una cosa
pensante. Saltemos un plano mayor: yo soy
un ser que coexiste con otros seres. De mi identidad de humano pasamos a
una identidad con el grupo; ello se debe a un proceso de socialización,
educación y afirmación. La identidad nacional se configura cuando al niño se le
impone los valores y normas que una
sociedad ha establecido. El hombre irá afirmando o negando (quizá hasta puede
renunciar a dicha identidad, es posible) con el tiempo las mismas.
§7.
EXCURSUS:
EL PORVENIR DE UNA PATRIA:
¿Qué
queda de esos países como el nuestro que no ha conseguido tal identidad
nacional? El debate de lo uno y lo múltiple está presente entre nosotros
mismos, los peruanos. Nunca se estará más cerca de la Grecia antigua que ahora,
cuando nos aquejan los mismos problemas. Ante tanta diversidad, ¿qué es el
Perú? Los que creían un Perú unido en el siglo XIX, 1879 les hizo pisar tierra.
Un siglo después recién teníamos una reforma agraria. Muchas veces se pensó
–lamentablemente se piensa aún- que el Perú debe representar las raíces
ancestrales que nos heredó el Incanato. Pero por otro lado muchos pretenden
hacer de la patria un típico modelo occidental –sobre todo europeo. Como
pequeño ejemplo tenemos el debate Vargas llosa-María Arguedas. El Perú debe resolver la cuestión de la
unidad y la pluralidad. Sólo así saldrá del atraso económico y la desunión.
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