viernes, setiembre 21, 2012


Por Marcos Ccoicca Fernández

APROXIMACIÓN  A UNA DEFINICIÓN RELATIVA DE LA REALIZACIÓN HUMANA

RESUMEN
En la historia han existido muchos intentos de definir a la naturaleza humana y encontrar la manera en que el hombre se realiza. Sin embargo, la mayoría de estas han caído en desuso y han perdido validez. No existe nada que nos garantice la validez universal de una definición de la realización humana. Por ello el hombre es un prisionero de su época.
Sin embargo, el hombre no necesita una definición universal, es decir, válida en toda época y en toda sociedad; ya que el hombre es un ser finito temporalmente. Con esto quiero decir que este ser vive, sueña, goza y sufre en el hoy, en el ahora. Y es en el presente dónde puede encontrar su realización.

PALABRAS CLAVE
Realización humana, naturaleza humana, esencia, racional, irracional, producto histórico, definición, verdad, concepto, universal, absoluto.

I.              INTRODUCCION
Se puede considerar a la naturaleza humana como la esencia (objetivo, óntico) del hombre, sin el cual el hombre deja de ser hombre.
El concepto de la naturaleza humana se puede definir o caracterizar. Por ejemplo podemos decir que el hombre por naturaleza es racional, social, creativo, reflexivo, cultural, etc.
Si esto fuera realmente así, el hombre debería buscar desarrollar y expresar estas capacidades naturales, inherentes a su condición humana; y la sociedad y el régimen político en el cual se encuentre, debería ayudarlo en esta actividad, creando las condiciones materiales necesarias para su correcto desarrollo (realización). Posiblemente si lograra esto, el hombre podría ser feliz.
Entonces, parece resuelto el problema de la realización humana. Sin embargo, esto no es así.
Para realizarnos, debe realizarse nuestra naturaleza humana. Al parecer esta realización se debe buscar ya que de algún modo no nacemos realizados. Entonces el hombre busca  externamente su realización. Para poder conseguir con acierto nuestra realización debemos saber dónde se encuentra ella. Para saber dónde está eso que buscamos debemos saber qué es eso que buscamos realizar. “Para saber dónde es que hay que aplicar la pomada, hay que saber qué es lo que nos duele”. En fin, todo esto se resume en la pregunta: ¿qué es la naturaleza humana?
Las preguntas de este tipo esperan respuestas en forma de de-finición o de alguna forma similar que contenga la información suficiente acerca de lo que busca la pregunta.
Para este caso, lo haremos asumiendo una postura objetivista y universalizadora de la naturaleza humana.
-          Se puede entender a esta naturaleza como esencia del hombre.
-          La naturaleza humana es inherente a su condición.
-          Esta naturaleza trasciende espacio y tiempo; es decir todo hombre que ha existido y existirá, por su sola condición humana, posee esta naturaleza.
-          La naturaleza humana es independiente a los rasgos externos (raza, tamaño, género, etc.) y a los rasgos internos (personalidad, conciencia, credo, ideología, etc.).
-          La naturaleza humana es universal.




II.             SENTIDO NEGATIVO DE LA INVESTIGACIÓN
No se puede saber racionalmente si existe alguna basamenta natural en el ser humano que sea inherente a él. No se puede saber cuál es la esencia del hombre.
Si existiera algo así, no se podría conocer racionalmente. Y si se pudiera conocer por alguna vía irracional (intuitiva o alguna forma de experiencia interna), no se podría comunicar ni definirlo.[1]
El lenguaje es un elemento de la racionalidad humana.
Si bien es cierto el lenguaje aparece con el hombre (y el hombre aparece con el lenguaje), esta capacidad se expresa con las palabras y otras formas de manifestación.
Todos los conceptos que se encuentran en la mente humana son un producto histórico. El hombre desde que nace interactúa con su medio social. Con esta interacción dialéctica desarrolla su capacidad mental y comunicativa. Cada concepto, y con ello cada palabra lo ha obtenido por una constante interacción social.
La única afirmación que yo podría hacer es que “no se puede definir a la naturaleza humana y por ello tampoco definir a la realización humana”.
Aunque debemos reconocer que se podrían hacer intentos de definición que no escaparían de sus limitaciones. Lo que hoy se podría afirmar como válido y verdadero, no hay garantía que en un futuro pueda seguir siendo considerado de la misma manera.
No puede haber una definición válida universalmente, ya que toda aproximación a una definición se hace con instrumentos, vale decir conceptos, vigentes y aceptados en una época y sociedad determinada.
No podría negar categóricamente que se pueda conocer “de alguna manera” la esencia humana (o naturaleza humana); lo que sí afirmo es que de ese conocimiento pueda derivarse una definición con validez universal; es decir, que se llegue a una verdad absoluta.
La noción de esencia tiene la característica de ser, no universal, sino universalizante. Lo mismo ocurre con la validez de los DD.HH.
Han existido en la historia del pensamiento algunas formas de concepciones de la naturaleza humana. Y estas formas doctrinarias se han impuesto al hombre por medio de instituciones encargadas de ello (por ejemplo la iglesia católica); además para darle legitimidad se han servido de diversas creencias, como la creencia de un Dios que, en forma de revelación, obsequia a los hombres el λóγος divino. Una verdad objetiva, universal y única. Esta “verdad” del ser humano (verdad sobre la esencia) y de su realización en Dios solo son formas ideológicas que fundamentan la dominación de unos pocos sobre los demás. Así, pues, tenemos ante nosotros la más grave consecuencia de asumir una postura universalizante.
Hoy en día esta situación no ha cambiado en mucho.
Esta realidad no solo es propia de las sociedades orientales, al contrario, las formas ocultas más represivas de dominación se encuentran en occidente.
Me refiero específicamente a la doctrina católica, y solo a un tipo de postura dentro de ella.[2]
Esta religión edifica todo un sistema de pensamiento racional sobre la base  de un dogma. La figura del dogma religioso es común a la mayoría de religiones del mundo; pero en la católica, como ya mencioné se ha edificado un sistema racional (no racionalista) de pensamiento. Esto es una consecuencia de la tendencia racionalizante (no racional) de la cultura occidental que encuentra su origen próximo en el pensamiento helénico.
Aparte de esta característica principal de la doctrina católica podemos hallar otra que le proporcione un carácter represivo mayor. La iglesia católica se presenta ante sus fieles como la divinidad institucionalizada; como la divinidad objetivada en su forma terrenal y humana. Esto por supuesto, le confiere un peculiar plus en la efectividad del engaño. Hace del ser supremo una divinidad presente; presente para vigilar y entrar en la vida de todos los mortales que claman su presencia.
Volviendo a lo que nos ocupa. Si se pudiera tener conocimiento, y recalco “de alguna manera”, de la naturaleza humana no se podría intentar corroborar su veracidad acudiendo a otras personas y comunicarles el fruto de nuestra investigación; ya que como lo he dicho anteriormente, las palabras desvirtúan el carácter universal de tal conocimiento gracias a la No universalidad de estas.
De todo lo que he podido afirmar acerca de la naturaleza humana debe inferirse coherentemente mi postura respecto a la realización del hombre; ya que como dije en un inicio, si hay algo que se realiza en el ser humano es su naturaleza.
Con esto, nos queda a todos nosotros optar por alguna de estas alternativas: intentar contrariar lo que he dicho elaborando definiciones de la realización humana que tengan carácter universal ¡Magna tarea! Evitar de cualquier manera entrar en esta problemática atendiendo a la impresión de que esta es un callejón sin salida. Asumir por fe algún tipo de noción que podamos tener en la mente de realización humana. Pero también podríamos, opción más loable, insertarnos nuevamente en esta problemática tratando de darle una respuesta más certera que la aquí expuesta.
III.            SENTIDO POSITIVO DE LA INVESTIGACIÓN[3]
Las sociedades a lo largo de su historia han configurado modelos de realización; a lo cual el hombre, si quería ser considerado “normal” en estas, tenía que buscar esa realización.
La realización no la crea el hombre a su capricho, sino que  surge en el mismo desarrollo de las relaciones sociales y en su complejidad; y este modelo de realización se desarrolla y cambia conforme cambia la sociedad.
La realización humana debe enmarcarse dentro del contexto histórico-social en que se ha paradigmatizado. Las variables son el espacio y el tiempo.
En una misma época pueden existir varios modelos de realización humana; por ejemplo hoy en día, el estilo de vida denominado capitalista ha configurado un modelo de realización en la que el individuo realizado es aquel que ha logrado ocupar un espacio dentro de este sistema (burócrata, empleado, obrero, ejecutivo, gerente); además que ha logrado un buen estatus económico y social. Ha insertado en sí las reglas del sistema y las ha racionalizado para darle un sentido a su vida; también ha insertado en sí ciertos patrones de comportamiento (va a iglesia, asiste a reuniones sociales, ve las noticias, se embriaga con sus amigos en los días de fútbol, etc.); ha hecho lo mismo con las nociones de valor como la justicia, libertad, etc.
Como se ve, ha racionalizado todos los aspectos de este modelo. Incluso, aquí, él puede encontrar la felicidad[4]. Se siente pleno cuando alcanza este modelo de realización.
Pero en otros rincones de este mundo se encuentran otras formas de sociedades en las cuales el modelo de realización es diferente. Podríamos mencionar a algunas comunidades campesinas  que habitan los andes centrales, las comunidades indias que profesan el budismo, y otras formas similares de manifestación cultural.



[1] No quiero entrar en cuestiones de irracionalidad. Mi mención a ello solo responde al miedo de caer en una postura intolerante.
Debo reconocer que tengo limitaciones en el conocimiento de las filosofías orientales, sobre todo la de la India.
No podría negar rotundamente, pese a no haber tenido nunca una, la existencia de alguna forma de experiencia religiosa fruto del contacto del oriental con la divinidad. Es un campo casi inexplorado por mí, y si explorado, poco entendido. Por ello, repito, no niego este tipo de vivencia espirituales que, al parecer, se dan en estas culturas. Esta es la razón del por qué menciono, en mi exposición el término irracional.
[2] Considero que también existen miembros con particulares formas de pensar dentro de esta institución.
[3] Aquí el concepto “realización humana” toma un sentido relativo.
[4]Felicidad: conciencia de realización.

jueves, setiembre 20, 2012

Jornada Anual Institucional (JAI) del Tafidep- 2012.


Luego de haberse llevado a cabo la JAI 2012 los días 3,4 y 5 de agosto en la ciudad de Huancayo se les presentará a continuación las ponencias presentadas y discutidas. El tema de discusión es sobre La Realización Humana.

IDENTIDAD Y REALIZACIÓN HUMANA




Por Eiffel Ramírez Avilés

§1. PROBLEMA:
La cuestión de la realización humana tiene muchos puntos a resolver. A grosso modo, mencionaré lo que implica realización humana: a) existencia, b) libertad, c) condiciones biológicas, d) felicidad, e) satisfacción económica y f) identidad. De entre todos ellos saqué este último para resolver la siguiente pregunta: ¿quién soy yo?
Pero, la pregunta por la identidad no se resuelve con una sola frase. Hay que continuar distinguiendo, en este caso, de qué tipo de identidad estamos hablando y sobre la cual trataremos. Así tenemos: a) identidad sexual, b) identidad racial, c) identidad cultural, d) identidad institucional y e) identidad nacional. Nuevamente hemos de sacar sólo un tópico, y es el último mencionado, para así entonces concebir una identidad nacional.
Cuestión 1°: ¿quién soy yo?
Cuestión 2°: ¿Cómo se configura la identidad de una persona en la convivencia con un grupo, a lo que llamamos “identidad nacional”?  

§2. EL HOMBRE:

A.   La pregunta por la identidad es la pregunta por el hombre. ¿De qué estamos hechos los seres humanos? En el fondo también termina siendo la pregunta por el Ser: ¿de dónde provenimos? Aquí, creo yo, hay que rescatar el dualismo que empezó con Parménides, se desarrolló con Platón y creó a un Descartes. Pero no hay que recogerlo en esencia. La tradición dualista mencionaba que el hombre se divide en cosa y espíritu (o alma), y que ambos eran cosas irreconciliables y contradictorias. De esta manera se rechazaba el cuerpo y se le achacaba la culpa de nuestros pecados. Un dualismo así no es más que la vieja Metafísica occidental que causó muchos males.
Lo que queremos esbozar aquí es lo siguiente:
a)    El hombre es un organismo biológico: es decir, el hombre es materia viviente hecha de tejidos, una máquina hecha para auto desarrollarse y supervivir.
b)   El hombre es un ser pensante: es decir, tenemos un cerebro que produce ideas que analiza el mundo, niega y genera una cosmovisión.
El hombre es esas dos cosas, pero no de manera irreconciliable como creían los dualistas tradicionales, sino interdependientes. La dialéctica funciona una vez más aquí, en donde materia e idea confluyen sin separarse.
RESUMEN: El hombre es un organismo vivo que piensa; es, a la vez, materia e idea.
B.   Lo primero que hace un hombre es distinguirse de los demás, en este caso, de la Naturaleza. El hombre, entonces, se reconoce como humano y no como objeto o animal. Este es el primer paso de la identidad, que podemos llamarla identidad universal. Pero hay algo más que debemos agregar para seguir construyendo esta identidad. Tocamos ahora el tema de la procedencia: ¿De dónde procede el hombre? Efectivamente, del hombre mismo. Que otros busquen otras fuentes –quizá las aguas manantiales de la Metafísica- lo dejamos en su camino tortuoso. Aquí la pregunta por el cuándo es inútil. Si antes no éramos homínidos no interesa; sólo basta que ahora existe la raza humana. ¿Eran hombres o no los indígenas de América? Por supuesto. ¿Eran hombres o no los esclavos negros? Claro que sí. El hijo que salga del vientre de una madre humana es humano, por más que sea un fenómeno natural, o que no tenga la facultad correcta del pensar o que probabilísticamente sea después un despiadado asesino. Aquí nos topamos ya con el tema de la igualdad de los hombres.

RESUMEN: El hombre, que es materia y pensamiento a la vez, se identifica como humano por la procedencia, es decir, de que proviene de otro humano que le da esa calidad. Llamamos a esto identidad universal.

§3. EL HOMBRE Y SU CONTORNO:
Hecho este primer paso sobre la identidad humana, cabe ahora ver al hombre en su propio grupo. “El hombre que vive fuera de la polis es una bestia o es un dios”. La gran frase de Aristóteles puede ser traída aquí de distinta manera. En aquel entonces lo que tenía un sentido de superioridad griega, hoy confirma tan sólo la imposibilidad de que un hombre se desenvuelva a espaldas del grupo de donde nació o donde se desenvuelve. “Animal político”, afirma Aristóteles. Efectivamente, eso es lo que somos. Sabemos muy bien que el hombre no se forjó bajo un mismo grupo social, sino que se formaron distintas razas y culturas esparcidas por todo el orbe. La cuestión sigue así entonces: el hombre reconoce a su grupo y se siente miembro de él; asume sus valores y sus costumbres. Esto se conoce con el nombre de socialización.

RESUMEN: El hombre se identifica con el grupo donde se desenvuelve, interioriza las normas de convivencia y acepta ahora ya su procedencia racial. Esto es lo que se llama “identidad social”.


§4. IDENTIDAD DE UNA NACIÓN Y AUGE:
Los grandes imperios que ha habido en el Mundo tuvieron muchas cosas en común. Entre ellas lo que llamo identificación como imperio. Ya no es esa identidad con la pequeña tribu, sino que ahora aumenta la escala. Esto se da sobre todo en procesos de colonización. Egipto, Roma, Persia; no yendo tan lejos: Inglaterra, Francia, Alemania. El carácter común a estas naciones es que han conseguido la unidad de sus respectivos pueblos. Es cierto, pueden haber contradicciones intrínsecas a ellos mismos (verbigracia: lucha de clases), pero en el fondo seguirá existiendo el denominador común que los une: identidad con su nación y esa especie de ego del imaginario popular que los hace sentirse por encima del resto. Por ejemplo: el soldado romano de los siglos del apogeo (II-I a. C.) no ganaba las batallas sólo por las armas que llevaba o por las tácticas que empleaba. Fundamentalmente era porque detrás tenía a la Roma misma, la patria unida y consolidada que había superado sus conflictos tribales para erigirse como imperio. El soldado romano –como también el ciudadano romano- se identificaba con su patria grande y gloriosa.
Se llama auge en este contexto, cuando un reino, imperio o Estado en general llega al máximo esplendor de su potencialidad en todas sus facetas. El auge se da sólo en una nación unificada y que tiene un porvenir común. La pregunta, entonces, de cómo han surgido imperios tan vastos en la tierra queda resuelta. Hubo hombres que reconocieron valores comunes, finalidades compartidas y entre estos la afirmación de una raza. Tomemos por ejemplo a España. Los españoles refugiados en el Norte de la península ibérica resistieron con valentía la arremetida de los árabes en la Edad Media. Les tomó ocho siglos para afianzarse y reconocerse como españoles y expulsar a los árabes de España. Luego, con Carlos V, España ya era dueño de más de media América. Así, los imperios surgen de acuerdo al grado de identidad que asumen, porque la identidad es fuente de unión y fortaleza. Hoy en día esa identidad se mantiene en los Estados modernos que son potencia.
RESUMEN: La identidad de un hombre con su contorno genera la grandeza de un pueblo. Históricamente, las naciones que se identificaron como imperios llegaron al auge.

§5. IDENTIDAD Y DIALÉCTICA:
De la identidad universal hemos pasado hacia la identidad nacional. Pero cabe esbozar ahora el concepto de identidad y qué relación tiene con la dialéctica.
a)    Identidad significa reconocernos valorativamente y afirmarlo. En cualquier campo donde se use el término “identidad” se requiere de un asentimiento. Porque identidad no es resignación, sino afirmación de lo que somos. Colegimos de aquí que “identidad nacional” es reconocerse con la nación a la que pertenece, tanto en su historia, cultura y fines.
b)   La dialéctica es ante todo un proceso, en donde dos puntos marcadamente opuestos mantienen una relación común posibilitando así su existencia. Es decir, en plena contradicción de dos objetos existe una identidad. Vida y muerte, Sol y ocaso, arriba y abajo. El concepto de dialéctica conlleva en sí el concepto de identidad.
Aplicando a lo que se estaba exponiendo líneas arriba, una nación que ha conseguido su unidad, y por ende, su identidad nacional, puede tener dentro de sí una serie de contradicciones. Sin embargo, éstas no causarán su ruina o desintegración. La dialéctica no desune, al contrario, afirma la unidad –manteniendo, claro está, la pluralidad-, y por ende, la identidad. Verbigracia: La lucha de clases que desembocó en la Comuna de París, fue una masacre para el pueblo francés, pero que jamás hizo que Francia se desintegrara.
RESUMEN: La cuestión de la identidad puede ser resuelta a través de la dialéctica, en donde ante el aparente problema de la identidad en lo múltiple, nos hace ver que unidad y pluralidad son dos caras de la misma moneda.

      §6. CONCLUSIÓN:

·         De la cuestión 1°: Volvemos a la pregunta inicial: ¿quién soy yo? Entonces digo: yo soy un organismo que piensa. Descartes estaba en las mismas, pero tenía otro fin. El primer paso de la identidad es reconocerse como humanos. La calidad de ser humano no la da nadie ni la quita nadie; se es humano por el simple hecho de provenir de otro humano.
·         De la cuestión 2°: Ahora bien, el yo nunca puede separarse de los otros, del grupo al que pertenece. No basta decir que yo soy una cosa pensante. Saltemos un plano mayor: yo soy un ser que coexiste con otros seres. De mi identidad de humano pasamos a una identidad con el grupo; ello se debe a un proceso de socialización, educación y afirmación. La identidad nacional se configura cuando al niño se le impone los valores y normas que una sociedad ha establecido. El hombre irá afirmando o negando (quizá hasta puede renunciar a dicha identidad, es posible) con el tiempo las mismas.

§7. EXCURSUS: EL PORVENIR DE UNA PATRIA:
¿Qué queda de esos países como el nuestro que no ha conseguido tal identidad nacional? El debate de lo uno y lo múltiple está presente entre nosotros mismos, los peruanos. Nunca se estará más cerca de la Grecia antigua que ahora, cuando nos aquejan los mismos problemas. Ante tanta diversidad, ¿qué es el Perú? Los que creían un Perú unido en el siglo XIX, 1879 les hizo pisar tierra. Un siglo después recién teníamos una reforma agraria. Muchas veces se pensó –lamentablemente se piensa aún- que el Perú debe representar las raíces ancestrales que nos heredó el Incanato. Pero por otro lado muchos pretenden hacer de la patria un típico modelo occidental –sobre todo europeo. Como pequeño ejemplo tenemos el debate Vargas llosa-María Arguedas. El Perú debe resolver la cuestión de la unidad y la pluralidad. Sólo así saldrá del atraso económico y la desunión.








ESBOZO DE UNA REFLEXION EN TORNO AL SER HUMANO: SU CONDICION ACTUAL Y SU REALIZACION


   
Por Pedro Rodriguez Balladares

...la esencia humana no es algo abstracto
 inherente a cada individuo. 
Es, en su realidad, el conjunto
 de las relaciones sociales.    
K.Marx. Tesis sobre Feuerbach      

  I. A MODO DE INTRODUCCION: IMPORTANCIA.   

La presente  exposición trata  sobre un tema abordado por la antropología filosófica y responde a la propuesta hecha por el TAFIDEP  para  la presente jornada, la cual es, tratar sobre   “La realización humana”. Sin duda, es un tema que en  la época actual, a pesar de no ser considerado un problema dominante (como son considerados los temas epistemológicos, políticos y éticos) estimo, debe ser  punto de reflexión obligado. Ello a pesar de que no vivimos los problemas del siglo XIX, de las guerras mundiales o de la guerra fría (contextos en los cuales era arduo y explicito el debate antropológico).  Hay diversas razones para no abandonar este debate.            
Entre  las razones que juzgo importantes puedo mencionar tres. La primera es que  tras cualquier teoría o reflexión acerca de la sociedad, la política y el Bien, se encuentra implícita una concepción acerca del hombre. Es él quien  constituye la sociedad, hace política y actúa moralmente. Así, en  la época moderna se funda y se desarrolla el liberalismo como ideología que legitimó el sistema económico-político imperante, ella  también parte  de una determinada concepción del hombre y su realización. En la actualidad, a pesar de haber pasado por décadas en las cuales se trató de limitar y mitigar las consecuencias que significó la aplicación de medidas económicas y políticas de corte liberal, se presencia un regreso – y replanteamiento --  a las tesis de los clásicos liberales, expresado en la doctrina neoliberal. Esta última, así como toda ideología económica-política, también tiene entre sus presupuestos – de modo explicito o implícito—una determinada concepción del hombre y la sociedad.  En segundo lugar, desde los inicios del capitalismo hasta ahora se ha dado un gran desarrollo de las  “las fuerzas productivas”, por ende  un vertiginoso aumento en la capacidad de la producción. Ello constituye la  materialización y expresión clara de aquello que desde inicios de la modernidad se buscó; el saber como poder y el poder para hacer. Es decir el dominio del objeto por el sujeto. Lo anterior se manifiesta  en los grandes avances que se ha logrado en la ciencia, la técnica y la tecnología, y su aplicación en la producción material, lo que viene a constituir  la realización  práctica del avance del conocimiento  que va obteniendo el hombre sobre el mundo. Este dominio como tal, sobre todo en el proceso productivo,  se ha ido haciendo cada vez más racionalizado y controlado, aunque no digamos lo mismo de sus consecuencias. En consecuencia, todo esto ha  influido en el hombre y ha ido transformando su forma de vida, de modo individual y colectivo. De ahí que muchos teóricos hablen de una “segunda modernidad” o una “Sociedad del riesgo”.
 En tercer lugar, como consecuencia de tal desarrollo, mencionado en el segundo punto, encontramos el proceso de expansión y posicionamiento de un sistema económico, social, político e ideológico: el capitalismo. Este se presenta con una clara pretensión  universalista y homogeneizadora que influye e influirá en las distintas valoraciones y elecciones de la vida práctica  del hombre, determinando y diferenciando su estilo de vida.  Dicho proceso ha sido denominado, por teóricos y estudiosos, como globalización.  El afán homogeneizador y universalista con el que se presenta el capitalismo actual, como hijo de la modernidad occidental, ha traído consecuencias y problemas sobre los que reflexionar. Uno de estos problemas es el que surge como resultado de la expansión de esa lógica de “intercambio de bienes o mercancías” llevada a todos los niveles de vida del hombre, que llega a cosificar la dimensión de lo humano, sus relaciones y todo lo que tiene conexión con ello, es decir: el hombre en su integridad y sus relaciones sufren un proceso – que continúa más aun en la actualidad --  de reificación o cosificación. Asimismo, esta expansión también ha generado y agudizado las contradicciones  económicas, sociales, políticas  y éticas entre el capitalismo y diversos pueblos del mundo. Contradicciones que en muchos casos se ha pretendido reducir tan solo a un problema meramente  cultural  y  filosófico.
Con respecto al ultimo punto, cabe resaltar la importancia de reflexionar sobre el hombre y su realización,  puesto que a través de la historia, sobre todo en la época moderna,  muchas veces se ha estudiado y evaluado al hombre con criterios propios de la filosofía y la cultura occidental,  considerando inferior y hasta  negando  humanidad a todo ser humano que haya vivido  enmarcado fuera de la realidad económica, social y cultural de occidente; es decir  fuera del sistema capitalista. En resumen, lo que pretendo afirmar es que  la reflexión acerca del hombre, sobre todo su realización y/o  liberación – emancipación, tiene mucha importancia para la época actual, dado los puntos antes mencionados. 

II.            CIERTOS LINEAMIENTOS. A MANERA  DE MÉTODO
No es posible observar la realidad con una total neutralidad,  como si nuestra mente se posicionara frente a ella, buscando aprehenderla, con total vaciedad; es decir con una mente en blanco. De ello fue consciente Karl Popper por eso consideró que toda investigación y/o reflexión parte de una “tabula plena”, es decir de ciertos presupuestos  o ideas previas, que buscamos confirmar o desmentir, defender o cuestionar. Entonces, en función a ello,   hay dos puntos de suma importancia que nos permitirán alumbrar mejor – así  lo considero— el presente tema y su problemática, pues nos servirán como premisas metodológicas, estos son: materialidad e historicidad. Es decir, que para una mejor comprensión de un asunto hay que considerarlo y estudiarlo en su proceso material e histórico, ello como punto de partida y aspecto principal de la cuestión. Pues todo hombre no se pone en contacto con la naturaleza y la sociedad de modo abstracto, sino por el contrario lo hace de manera concreta, ya sea para transformarla o comprenderla. Asimismo entiéndase por   historicidad  a la cualidad que toda cosa, cuestión o persona pueda presentar siempre y cuando sea parte de la historia.  Ello no nos debe a llevar a conclusiones insuficientes como  “el hombre no tiene naturaleza, tiene historia” o “el hombres es producto de sus circunstancias” las cuales parten, forzosamente, de concebir al hombre como un ser pasivo. Más por el contrario, se trata de comprender al hombre como lo que es, un ser transformador, un ser activo, pero a la vez un ser  transformado históricamente. Un ser que con su acción no solo transforma la realidad sino que con ella se esta  transformando a si mismo. Es decir, toda cuestión histórica  lo constituye la transformación del hombre.  Ello no discrimina los aspectos no materiales en la dimensión humana. Pero, a pesar  que la realidad humana se ha manifestado de diversas maneras, estos dos aspectos  han sido y son universales. Tampoco podemos caer en tratar de considerar las condiciones materiales del hombre alejadas de su cualidad histórica, ni mucho menos buscar lo histórico en si mismo alejado de su aspecto material. Entre ambos aspectos hay una relación que solo puede ser comprendida si la consideramos en su dinámica y dependencia mutua. Por todo ello, no es posible comprender la realización humana mientras no se considere al hombre como lo que es, un ser social; es decir como aquel conjunto de relaciones sociales que establece en una etapa históricamente determinada.

III.          DELIMITACION DEL TEMA Y SU PROBLEMÁTICA.
 Partiendo de la idea de que toda  reflexión sobre un determinado asunto no empieza de cero, sino, por el contrario, de ciertos supuestos, la reflexión sobre la realización humana  presupone cierta noción acerca del hombre; su procedencia, su naturaleza y  su condición actual.  En ese sentido, no se puede señalar o determinar la situación actual del hombre sin tener como criterio previo una idea acerca de su naturaleza, ni de ésta – aunque no necesariamente – sin  suponer una noción sobre su origen;  puesto que toda determinación es a la vez exclusión e implica a su vez el uso de por lo menos un criterio. Asimismo,  las respuestas a las preguntas sobre el problema del  hombre han  ido variando a lo largo de la historia; en contextos y filósofos. Entre ellas,  tenemos por ejemplo, la concepción naturalista, la existencialista, la historicista entre otras. Sin embargo no es mi objetivo realizar una exposición detallada sobre las diversas teorías antropológicas que han existido en el devenir de la historia de filosofía. Pues ello escapa de los límites y al interés de la presente exposición.
 El mundo habitado por la especie humana es un mundo plural. Esta constituido por una multiplicidad de culturas, de puntos de vista diferentes sobre la realidad. Siempre lo hemos sabido; pero ahora la conciencia de esa pluralidad se acentúa porque estamos viviendo el despertar de una ilusión (LUIS VILLORO. Pág. 185). Pero, la pluralidad no se agota en lo cultural, también se manifiesta en la forma de vida de cada singularidad en el mundo.  

Teniendo en cuenta “la conciencia de esa pluralidad”, quiero dirigir mi reflexión  en torno al hombre y la concepción sobre éste a partir de la época moderna y el capitalismo.
A medida que el hombre participa de diversas condiciones históricas, la concepción de éste va cambiando o  revolucionando. Ello sucede con la visión moderna del hombre. Esta concepción, en cuanto a su contenido, no es producto exclusivo de  si misma ni  representa el epifenómeno de tan solo las condiciones materiales de dicha época; sino por el contrario, al ser una concepción de carácter colectivo, representa el resultado de diversas contradicciones y superaciones tanto materiales como espirituales, tanto sociales como ideológicas.. Ello se puede percibir  con mucha  más claridad en la época que va desde los inicios del capitalismo, allá por los siglos XVI,  hasta la actualidad. Esta época tuvo como  síntesis, y  fuente para la posteridad, al movimiento ideológico conocido como la Ilustración.
La Ilustración  significa, según Kant, la liberación del hombre de su culpable incapacidad. Esto como consecuencia de concebir al hombre como un ser racional y libre, capaz de pensar y actuar por sí mismo; es decir autónomo. O por lo menos como una posibilidad abierta a ser libre, a conquistar con sus propias acciones su libertad. Libre de todo tipo de opresión; de la tradición,  de las fuerzas naturales  y de lo no racional. Es a partir de la época moderna que se concibe al hombre como racional y libre. Pues la concepción del mundo será otra. Ya no es un mundo donde todos los hombres  tienen un lugar fijo establecido por naturaleza o por Dios. Es un mundo donde el agente principal es el hombre, el sujeto.  El hombre no tiene un puesto fijo, es libre. Hay un desdoblamiento; la visión del mundo es dual:   sujeto – objeto. El sujeto busca dominar al objeto, de acuerdo a sus intereses. El sujeto busca un fundamento que será un auto-fundamento; él será  el fundamento de si mismo, de la ciencia y del mundo. Solo en este mundo – el capitalismo, el mundo moderno –, ahí donde se busca el dominio del objeto, pudo  iniciarse la cosificación de lo humano.    
Creo conveniente que mi reflexión quede limitada a dos conceptos relacionados por inclusión o similitud más no por exclusión; ‘realización humana’ y ‘liberación humana’ mediados y relacionados por el concepto de ‘reificación’ o cosificación – conversión del sujeto en objeto, en cosa. El orden de estos conceptos, en un proceso de superación y negación,  seria el siguiente: cosificación, liberación y realización. Estos conceptos   – o lo que intuitivamente entendemos por ellos— forman parte de un  determinado conjunto de palabras que toman  principalmente su significado peculiar en una época de la historia, la edad moderna.  Es decir, en la antigüedad y en la época medieval  no tenía sentido ni significado y mucho menos se comprende, en el sentido actual, los conceptos  ‘liberación´,  ‘realización humana’ y menos aun el de ‘reificación’.
Es de suma importancia  reflexionar  sobre la vigencia del uso de dichos conceptos, en un sentido y significado propio de la época moderna, para  estudiar  y comprender al hombre actual y su realización en el tiempo en el cual nos ha tocado vivir, una época a la cual hemos hecho referencia en la introducción del presente manuscrito. Sobre todo cuando se afirma que: la liberación y realización humana  son  conceptos anticuados, que tuvieron su vigencia en una época determinada.  Es decir, que no tiene sentido discutir sobre estos temas pues  vivimos en una época del “pensamiento débil”, y que por el contrario hay que ir en búsqueda de una “convivencia pacifica” (Vattimo) alejada de toda reflexión y cuestionamiento. Pues toda  critica y reflexión implicaría la defensa de una ideología y ésta a su vez llevaría a establecer  fundamentos arbitrarios, más aun en el caso antropológico. Pero sobre esto, pienso,  puede ser el caso que; es imposible dejar de tener una ideología y que aquel que pretende no tenerla es el que mas solapado defiende y sostiene una ideología.

IV. DESARROLLO: REFLEXIONES
  La incógnita inmediata,  ante  lo anterior, puede aparecer de la siguiente manera: ¿Por qué pensar sobre el hombre moderno  y la concepción éste?
En primer lugar, porque la concepción de hombre de la  modernidad  es la que predomina en occidente. La del hombre racional, libre, autónomo y  con derechos individuales; por ello digno. Pues se considera que la formación de esta concepción y del hombre moderno es obra de toda la historia universal anterior, por ello la más elevada y superior, al menos en occidente. No obstante esta concepción se presenta implícitamente como excluyente, universal, holística y hasta arrogante; generando  problemas al momento que se posiciona frente a otras concepciones del hombre, frente a otras culturas.  En segundo lugar,  porque es solo en la modernidad, o la sociedad capitalista, en donde se da este fenómeno de la cosificación del ser humano, como consecuencia de la secularización del hombre y el predominio de una lógica de intercambio de aquello  que se considera un fin en si mismo: la mercancía. En tercer lugar, porque en  nuestra sociedad la mayoría de sus instituciones o basamentos económicos, políticos e ideológicos tienen un ingrediente que es dicha concepción.
Sobre el “la  realización humana”
A continuación quiero  plantear lo que entiendo por realización humana. Pienso que la realización del hombre consiste en un realizar lo que el hombre es. Volver actual en el hombre lo que tiene por potencial; hacer real o existente lo que se tiene por posibilidad.  “Es propio de nuestra naturaleza realizar nuestras potencialidades; pero la clase de potencialidades en cuestión y las condiciones para actualizarlas es un asunto específicamente histórico (TERRY EAGLETON. Pág. 27)”.  Esta potencialidad esta determinada  por sus condiciones sociales, históricas y considero que hasta culturales. Asimismo, dicha potencialidad tiene un carácter integral, en ella esta incluida el aspecto intelectual, emocional, artístico y toda dimensión humana que no sea contraria a la naturaleza social del hombre y que por el contrario lo desarrolle y consolide. Así por ejemplo,  algo contrario seria el individualismo a ultranza difundido y exaltado en nuestra actual sociedad. Individualismo que lleva al hombre, en muchos casos,  a un terrible sentimiento de soledad e  inferioridad,  ello a pesar de  estar   entre “los otros”.  Por ello estimo que el asunto de la naturaleza humana – aun cuando se la considere de modo esencialista – cumple un papel importante al momento de reflexionar sobre la realización humana. De este modo, se presenta como un hecho y se le puede tomar como valor, como una exigencia. Lo que es y lo que debería ser. Ambos en una relación de condicional; lo que es determinaría a lo que debería ser. Aunque muchos consideren que un deber ser  no puede derivarse, lógicamente, de un es. Considero que en el plano práctico sí es factible dicha exigencia.
En consecuencia,  la realización humana empieza y debe empezar  en el plano práctico, es decir en la vida material, real y no en un plano abstracto y trascendente (inmaterial e inteligible); ello debido a que el hombre empieza existiendo en su materialidad, es un ser social. Lo anterior es valido y se contrasta en su aspecto biológico, social, histórico y cultural. Pero esto hay que entenderlo en su devenir histórico-social por lo dinámico que el mundo es. Es decir, no existe “la realización humana” como un acontecimiento universal, homogéneo  y real, ello solo puede darse en un plano abstracto, conceptual y entendible. Por el contrario lo que hay y puede existir como acontecimiento realizable es: las realizaciones humanas. Sabemos lo plural que ha sido y es el mundo. Es decir la realización humana solo puede darse,  y se ha dado, de diferente manera a lo largo de la historia de la humanidad. Pero a pesar de lo común que tiene toda pluralidad social en el mundo,  en todas partes a sido necesario ciertas  condiciones materiales para su existencia. La  realización del hombre tendría que empezar por ahí; por lograr, mantener y  si es el caso mejorar aquellas condiciones que le son necesarias para  vivir y desarrollar su potencialidad determinada, a la cual hemos hecho referencia líneas atrás.
Lo que  sostengo  es que la realización humana, bajo la concepción mencionada,  debe entenderse – y solo puede darse de esa forma – como abandono o superación de aquel proceso o estado en el cual ha sido  sumido el hombre en la actualidad; como superación del estado de reificación o cosificación. Como reconquista de la subjetividad auténtica para el sujeto. Es decir,                   “desmercantilizar”  la personalidad humana.
Sobre “la libertad y la liberación o emancipación”
En la versión apócrifa de la Odisea de Lion Feuchthwanger de 1950, los marineros de Odiseo, convertidos en cerdos por un hechizo de la bruja Circe, disfrutaban de su nueva condición animal. Durante días, resistieron a la desesperada los intentos de Odiseo de romper el hechizo. Se negaban a retomar su forma humana. Odiseo, confundido, se acercó a los cerdos para comunicarles que había encontrado unas hierbas mágicas capaces de deshacer el conjuro de Circe. Los marineros-devenidos-cerdos, al escuchar la proposición, corrieron despavoridos a esconderse. Tras muchos intentos, Odiseo consiguió atrapar a uno y lo frotó con las hierbas mágicas. El cerdo recuperó la forma del marinero Elpénor. El liberado, un marinero como cualquiera, insiste Feuchthwanger, común y corriente desde todo punto de vista, “igual a todos los demás, ni especialmente dotado para la lucha ni notable por su ingenio”. Elpénor, contrariamente a lo esperado, atacó furiosamente a su “liberador”:                                                                                               
“¿Así que has vuelto, granuja entrometido? ¿Otra vez a fastidiarnos y a molestarnos? ¿Otra vez a exponer nuestros cuerpos al peligro y a obligar a nuestros corazones a tomar nuevas decisiones? Yo estaba tan contento, podía revolcarme en el fango y retozar al sol, podía engullir y atragantarme, gruñir y roncar, libre de dudas y razones… ¡A qué viniste! ¿A arrojarme de nuevo a mi odiosa vida anterior?”
Este texto nos transmite la idea de que seria mejor y menos doloroso una vida sin libertad, sin la oportunidad de tomar nuestras propias decisiones. Una vida menos humana y más animal. En ese sentido seriamos mas realizados mientras mas animales seamos. Particularmente no coincido con el mensaje del espurio texto citado. He manifestado que la realización del hombre  tendría  como condición previa su liberación. Antes se presenta una pregunta con  tinte valorativo: ¿La liberación o emancipación humana,  es  o debe valorase  positiva o negativamente? Considero que la libertad humana, en sus diversas formas, es condición básica para el desarrollo del hombre y  de los medios para lograrlo. Si se responde negativamente, entonces ya no estaríamos en un plano humano, para dar paso a lo animal; y esta reflexión, sobre la realización humana, no tendría sentido. Por ello, es menester preguntarnos ¿En qué consiste la liberación humana? Consiste en superar toda situación de aquello que representa una necesidad para el hombre y convertirla en contingencia. Dicho en otras palabras, consiste en hacer de lo necesario e inevitable algo evitable o elegible, de acuerdo a los intereses del hombre. Estos intereses tienen un carácter histórico, no son homogéneos, puros y universales. Por eso la liberación humana también tiene un carácter histórico.
En la sociedad capitalista se da un gran paso, al considerar al hombre como ser racional y libre; autónomo. El problema es considerar esta situación en abstracto, como si la razón fuera “una razón pura”, compartida por todo “individuo”, haciéndola de este modo  universal.  No se consideró que “la razón es un producto histórico; los sentido son un producto histórico también” (JAIME LABASTIDA PG. 9). Es decir la razón y la formación de los sentidos es obra de toda la historia universal anterior.  “La razón es un instrumento de sobrevivencia, el más eficaz que tiene el hombre. El hombre es además un ser social (…) La razón entonces es un instrumento de sobrevivencia del grupo social. Las distintas situaciones geográficas, históricas, sociales determinan la manera cómo ha de usarse la razón” (ANTONIO PEÑA CABRERA PAG. 193). Es sólo con la razón que el hombre puede ser consciente de sí mismo y de lo objetivo, de sus emociones, sentimientos, de su subjetividad y de su entorno, de la realidad, de su creación. Es más, la libertad solo es posible mientras  exista la razón. Pues la razón constituye en el hombre lo que en otra especie los instintos: ser una garantía del éxito y el valor de nuestras acciones en el mundo.  En lo más elemental, permite elaborar fines y medios; así una de las formas histórico- sociales de existir es, como razón instrumental.
 En la libertad, como acción práctica,  se manifiesta aquello que diferencia al hombre del animal. El hombre es un ser transformador, a pesar de que  existen  seres  que  con sus movimientos generen cambios en la naturaleza. Pero a diferencia de todo ser vivo, el hombre puede transformar su realidad de modo consciente. A dicha conclusión llegó  Marx al plantear en sus Manuscritos…  “La creación practica de un mundo objetivo, la elaboración de la naturaleza inorgánica, es obra del hombre como ser consciente de su especie…Cierto que también el animal produce…Pero sólo produce aquello que necesita directamente para sí o para su cría; produce de modo unilateral, mientras que la producción del hombre es universal; sólo produce bajo el acicate de la necesidad física inmediata, mientras que el hombre produce también sin la coacción de la necesidad física, y cuando se halla libre de ella es cuando verdaderamente produce… ”.  Es decir, solo el hombre es capaz de transformar su realidad en base a ciertos fines, cosa que no hace un animal.  
Por todo  ello,  el texto apócrifo citado líneas atrás, representa un panegírico a la  deshumanización y cosificación del hombre. Situación que solo puede ser defendida por aquellos que se benefician de esta situación o por aquellos que están cosificados.
Sobre “la cosificación” 
 Entiéndase por el concepto “cosificación”, en su forma elemental,  “…un proceso cognitivo por el cual algo que en sí no posee propiedades de cosa – por ejemplo, algo humano – es considerado como cosa (AXEL HONNETH.  pág. 24)”. Pero este proceso tiene su explicación en bases históricas- sociales. Solo es a partir de las sociedades capitalistas (o modernas) que puede darse este fenómeno. El ser humano – sujeto,  transformador  del objeto, pasa a ser un sub-objeto dominado por el fantasmal objeto humanizado. En sus relaciones, el sujeto, se coloca ante otro y lo contempla solo como  objeto  de una transacción beneficiosa. Es decir, en las sociedades capitalistas las relaciones humanas y las diversas manifestaciones humanas se van tornando poco a poco más cosificadas; dado que la lógica necesaria  con la cual funcionan estas sociedades  se hacen cada vez más holística y profunda. Esta lógica o mecanismo es el de “intercambio de mercancías” o intercambio de bienes, difundida y convertida, socialmente, en el modo predominante del accionar intersubjetivo. Este “intercambio de mercancías” cosifica  desde la producción de la mercancía hasta su consumo.  Se presenta en todos los niveles y aspectos de la vida humana. Reduciendo al hombre y su razón  a su aspecto más básico, la razón instrumental. Y considerando a esta ultima como la única valida. Determinando de este modo los demás aspectos de la vida humana como son; el arte, la política, la educación, el amor, el conocimiento, etc. Cosificando todo  lo humano, mercantilizando los diversos aspectos del hombre. Haciendo del hombre un ser que más que ser le interesa tener, tener un objeto, un beneficio; un bien. Dejando a su subjetividad sin subjetividad; haciendo de la lógica de intercambio de mercancías, su lógica subjetiva. Así podemos decir con Marx “Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal”, “…el hombre sólo se siente como un ser que obra libremente en sus funciones animales, cuando come, bebe y procrea o a lo sumo, cuando se viste y acicala y mora bajo un techo… [ éstas funciones] son indudablemente humanas…  Pero, en la abstracción, separadas de todo el resto de la actividad humana,  convertidas en fines últimos y exclusivos, son funciones animales”.

Conclusiones
En consecuencia, en la sociedad capitalista se presenta  una contradicción. Por un lado hace al hombre mas independiente y más critico, otorgándole una mayor confianza en sí mismo; y sobre todo con mayor posibilidad, en cuanto a condiciones, de poder actualizar sus potencialidades. Pero por otro lado lo hace más aislado, más solo y atemorizado; y sobre todo con la gran posibilidad de que se adhiera a ese proceso de cosificación.  La superación de esta contradicción, pienso, no esta en esta misma sociedad; sino por el contrario el la superación de esta. Pues en una sociedad donde predomine la exaltación y endiosamiento de la mercancía, no podrá dejar de existir una lógica de intercambio de bienes. Una verdadera realización humana tiene que pasar por una liquidación de aquellos  mecanismos que impiden su realización. Si no es así, la pretendida realización será  solo eso: una realización  falsa, fundada en una certeza disfrazada. Certeza que contiene tras su velo, una defensa de la lógica de mercancías, por ende una apología al capitalismo y un ocultamiento de una verdad y a la vez un hecho, esto es, a saber que: “A medida que se valoriza el mundo de las cosas se desvaloriza, en razón directa, el mundo de los hombres”.
Lo que concluyo, de modo general, es que la verdadera o autentica realización del hombre tiene por condición su emancipación. Y esto  no se puede dar en un sentido abstracto y ahistórico sino por el contrario en una situación concreta. Solo se logrará una realización humana genuina  mientras  el hombre se haya liberado o al menos sea consciente del proceso  de cosificación del cual forma parte y es participe. Mientras no se dé el caso, su “pretendida realización” será solo eso: una situación aparente de realización  o  una realización que no es su realización. Por el contrario, quienes pretenden negar esta verdad, defendiendo el carácter “anticuado” de esta temática, no se percatan  – o no quieren hacerlo --  ni se asoman a tomar conciencia que, al hombre al cual pretenden describir y del cual hablan  es en realidad, aquel hombre reificado; cosificado. Tratando de esa manera de poner una situación histórica como situación universal, eximiéndose de  explicar la real situación del asunto. Tratando de poner una situación histórica como post-histórica. 
V. BIBLIOGRAFIA REFERENCIAL
- CARLOS MARX. Manuscritos económicos-filosóficos de 1844. Traducción de Wenceslao Roces, México, Grijalbo, 1968.
- EAGLETON, Terry. Marx y la libertad. Traducción de Germán Saavedra Soler. 1ª edición. Grupo Editorial Norma, América Latina,  1999.
- HONNETH, Axel. Reificación. Traducido por Graciela Calderón. 1ª edición. Katz editores, Buenos Aires, 2007.
- LABASTIDA, Jaime. Producción, ciencia y sociedad: de Descartes a Marx. 2ª edición. Siglo XXI editores, México, 1971.
- LUKACS, Georg. Historia y conciencia de clase. Traducción cedida por Editorial Grijalbo, 1969. Editorial SARPE, España, 1984. Tomo II.
- PEÑA CABRERA, Antonio. Racionalidad occidental y racionalidad andina. En: La Racionalidad. Juan Camacho (Editor) 1988. Págs. 193 – 207. 
-  VILLORO, Luis. El Pensamiento Moderno. FCE, México, s/f.
- SCAVINO, Dardo. La Filosofía Actual. Pensar sin certezas. 1ª edición. Paidós, 1999.  
- ZYGMUNT BAUMAN. Modernidad Líquida. Traducción de Mirta Rosenberg. 1ª edición en español, FCE, México, 2003. 

PONENCIAS PRESENTADAS EN LA JAI 2012 (3,4 Y 5 DE AGOSTO).Tema: Realización humana. Por David Robinson Quispe Barraza

Una característica que siempre dificultó el camino del hombre es que este siempre quiso, y querrá, controlar completamente la naturaleza, prever todo es parte de su vida y de ello depende actualmente casi toda su existencia. Esta característica afecta no solo al círculo de intelectuales, científicos, o aficionados a la ciencia; también afecta al campesino, al obrero, al técnico, al profesional. En suma, afecta al hombre occidental y en cierta medida también al oriental. Es curioso que este mismo afán que nos llevó a un gran desarrollo nos esté llevando también a un gran deterioro, lo peor es que muy pocos quieren ver y atender esta otra cara de la moneda y casi nadie a intentado ver siquiera la existencia humana a través de cristales no científicos. Parece que la mente está tan obnubilada que no se ha tomado el tiempo para reflexionar acerca del circulo vicioso en el que ha caído; sin embargo, puede ser también que la mayoría sí se haya percatado de esta situación; pero, como pasa siempre en el espíritu humano, el miedo a destruir su castillo de naipes hace que su construcción continúe. Me atrevería a decir, siguiendo una intuición mía, que muy pocos grupos sociales escapan en cierto grado a esta suerte, entre ellos los niños y los pueblos aborígenes que han tenido poco contacto con la cultura de occidente. Cabe decir que en este trabajo no cometeré el error de afirmar que esta característica es mala y perjudicial, pues tengo por cierto que no lo es; y también, que sí lo es. Para ser más claro quiero recordar que este ímpetu del hombre por conocer y predecir todo con exactitud lo ha llevado a grandes entendimientos, descubrimientos y creaciones beneficiosas para toda la humanidad, tanto es así que paradójicamente este mismo afán lo está llevando a admitir, poco a poco, la tesis contraria. No diré que solo la ciencia nos está llevando al entendimiento de que no es posible conocerlo todo; también ayuda a esta comprensión, además de la filosofía y de la intuición, la desesperanza del hombre con respecto a la ciencia misma, ya que es notorio que ella no puede solucionar muchos problemas que conciernen al hombre, entre ellos: la crisis social, política y cultural en la que nos encontramos. En todo caso, el fenómeno descrito, que nos sumerge en una especie de desconcierto en cuanto al conocimiento, es complejo y obedece a diversos factores que no lograremos entender con precisión. En un inicio, guiado también por el impulso de comprender la realización humana, creí que la mejor manera de abordarla era a través de la comprensión del hombre, tenía la idea de que estudiando profundamente todas las influencias que se ciernen sobre él lograría un entendimiento profundo e integral de su ser. Entonces, me enfrasqué en el análisis de lo social en el hombre, de lo individual, de lo histórico, de lo volitivo, etc, etc, etc. También tenía en mente involucrar factores de orden ontológico (movimiento, unidad , pluralidad, etc.) y también de orden ético (felicidad, placer, etc.). Por último pensaba integrar todas estas influencias y obtener así una especie de fórmula feliz que resolviera muchos de los problemas del humano en general, el problema de la realización humana en particular y, sobre todo, muchos de los problemas existenciales que me aquejan hasta hoy. Todo dio un giro cuando me percaté de que con este procedimiento trataba de encontrar ,del modo como lo hace la ciencia, una especie de regla general aplicable, en este caso, al hombre. No voy a negar que este proceder es fructífero, al igual que lo es el proceder de la ciencia; nadie puede negar sus beneficios. Sin embargo, como dije, hay una cuestión que se ha dejado de lado por mucho tiempo, incluso en el campo científico. Durante un largo periodo en la historia se ha tenido, y todavía se tiene, por implícito que el mundo, las cosas y el hombre tienen cierta explicación; explicación que por ahora se considera oculta en parte, pero que con el paso del tiempo y el avance del desarrollo tecnológico saldrá a la luz. Además, se tiene el presupuesto de que el hombre tiene la capacidad de hacerlo. Al parecer esto está ocurriendo. El desarrollo científico y tecnológico, día a día, nos abre puertas a nuevos entendimientos; solo que al explicar muchas más cosas dejamos de entender muchas otras; y a veces uno se pregunta si nos estamos alejando o acercando a la explicación de los fenómenos. Es curioso que, contranatura, tomemos como válido un único proceder para la explicación de las cosas y dejemos de lado muchos otros. Vaya contradicción, queremos hallar una explicación sin tener en cuenta muchos aspectos del fenómeno que estudiamos, pero la incertidumbre es aun mayor y aún queriendo y esforzándonos por incluir meticulosamente cada uno de los aspectos que influencian en el fenómeno, por alguna cuestión extraña del ser, del universo, del mundo, de una pequeña partícula, no llegaremos a comprender absolutamente, y con exactitud, ningún fenómeno; estamos condenados a ello. De esto nos puede ilustrar mejor un problema científico, el problema de los tres cuerpos. Este nos enseña que podemos entender y predecir, con asombrosa exactitud, un fenómeno que tiene solamente una influencia; es decir, solo podemos comprender y predecir, casi con exactitud, un sistema que consta únicamente de dos cuerpos; de los sistemas de tres cuerpos no podemos predecir casi nada. Ahora bien, si observamos los fenómenos de la naturaleza nos percataremos de que no existen sistemas de dos cuerpos; estos solo son en el plano del ser pensado. Por lo tanto todas las predicciones que se hacen en base a dos cuerpos, científicas o no científicas, solo son aproximaciones. Contra esto se podría argumentar, en el plano científico, que en la actualidad existen matemáticas más sofisticadas –por ejemplo la matemática fractal- que nos permiten un mayor entendimiento que las matemáticas clásicas; sin embargo, estás también solo nos brindan aproximaciones, quizá más precisas, pero aproximaciones en fin. A toda esta incertidumbre se añade la relatividad de las mediciones, a modo de explicación podemos decir que una cosa es medir en metros y otra muy distinta en centímetros, claro está que esto se aprecia mejor al medir fenómenos complejos. Lo mismo ocurre con los diversos tipos de matemáticas; existe relatividad entre sus mediciones. Volviendo a nuestro tema, no me queda más que precisar que el entendimiento del hombre pasa por estos mismos avatares, así mismo la realización humana no es más que una generalidad. Por tanto, pretender decir qué es la realización humana, al modo de una fórmula, es un ejercicio casi vano. A todo lo dicho, el panorama parece sombrío, pero no lo es, pues es conocido que andamos mejor cuando reconocemos nuestras dificultades. Si tenemos en cuenta que la naturaleza es un sistema relacionado, o por lo menos complejo (sistemas de más de dos cuerpos), solo nos quedará admitir que nunca podremos entender completamente todas sus relaciones y toda su complejidad; tampoco lograremos comprender con precisión fenómenos “simples” como el hombre o la realización humana; pues a pesar de todo lo que conocemos hasta ahora, y de lo mucho que hemos investigado; tenemos que admitir, primero, que no es posible abarcar la totalidad de factores de un fenómeno y segundo, que hasta ahora, solo lo hemos “medido” con una única “medida”. Nos olvidamos de la relatividad de las mediciones; nos olvidamos de que tenemos una única manera de enfrentarnos a la naturaleza; nos olvidamos de que la naturaleza no se agota en una única perspectiva. Tal vez, después de todo, solo nos quede volver al inicio para escuchar, por ejemplo, la voz de Genófanes y asumir, de una vez y para siempre, el problema de la trascendencia; tal vez nuestra condena a conocer pequeñas parcialidades del ser sea también nuestra mayor ventaja. Pero, el caso es que esta “dificultad” está presente –también en la realización humana- y solo nos queda como consuelo la pregunta filosófica por excelencia: Por qué. ¿Por qué la trascendencia se manifiesta en todos los campos del conocimiento? ¿Por qué nunca llegaremos a conocer completamente? A este respecto solo me queda recurrir a lo que considero la raíz del problema: El problema del conocimiento. En conflictos como el de los campesinos agricultores y la actividad minera, subyace una problemática; ¿A quién creer?, ¿Qué posición tomar? Por un lado, los empresarios, los medios de comunicación, que a ultranza, tratan de imponer su posición escamoteando su modo platónico de ver el mundo con frases como “es lo mejor para el país”, “es lo mejor para todos”. Por otro lado, Rafael Correa, el ilustre presidente ecuatoriano, apoyando la posición antes expuesta; deslumbrando, a propios y extraños, con el fulgor de su argumentación silogística; incluso, sus acérrimos detractores (medios de comunicación), que, antes de, criticaban y evitaban publicar sus declaraciones; Ahora, después de, por lo menos por un pequeño lapso de tiempo, reproducen, y reproducen, mediáticamente, –como quien utiliza el argumento ad verecundiam- su explicación acerca de este tema. Finalmente, del lado contrario, tenemos a los campesinos agricultores y muchos otros habitantes de los pueblos afectados, que defienden empeñosamente su visión intuitiva del mundo, su forma de vida. Tal vez, al término de este conflicto, no les quede más que permitir la extracción minera formal, pero lo cierto es que, de alguna manera, han invocado a un Protágoras, que se hizo, y se hará escuchar, cada vez más fuerte, de ahora en adelante. Es demasiado evidente que en la naturaleza, y sobretodo en la forma de conocer del hombre, se manifiesta la multiplicidad; por ello las diversas concepciones del mundo; por ello las diversas maneras de percibir un mismo acontecimiento, una misma situación, una misma cosa. En el caso del conflicto minero; en casos simples de la vida cotidiana; se manifiesta todo lo mencionado; pero, como anteriormente lo sostuve, en todo lo expuesto aquí, subyace el problema del conocimiento. A decir de muchos filósofos, a decir mi convicción, el hombre es agente activo del conocimiento; pero, ¿de qué modo lo es?; ¿será que el hombre solo hace interpretaciones que nada tienen que ver con el referente?; ¿será que el hombre, en su forma de conocer, capta una parcialidad del nóumeno, y añade otra parcialidad de su interpretación?; ¿será que el fenómeno y el nóumeno, en el caso del hombre, son una misma cosa, y que la acuñación de estos términos no sería otra cosa que metafísica?; o… ¿será que el hombre solo conoce la realidad, y solo vive en la realidad, y la realidad no es más que una interacción entre el hombre y la existencia, y no la existencia misma? Si admitimos la afirmación que se hace en esta última cuestión, además de resolver el problema de la multiplicidad, llegaremos a la posible conclusión de que el hombre vive, algo así, como inmerso en una especie de burbuja, que a su vez, está inmersa en otra burbuja mayor. La burbuja mayor representaría al ser total, la burbuja menor, la realidad del hombre. Pero lo más desconcertante; a parte del conocimiento de que las burbujas están íntimamente relacionadas, y en pleno movimiento y variación; es que no solo el hombre es agente del conocimiento, sino que cada hombre lo es; además no solo se da la realidad del hombre; no dejemos de lado la de los animales, plantas, bacterias, etc. Si esto es así, y si efectivamente se dan varias realidades, no nos quedaría más remedio que admitir los diversos puntos de vista, las diversas maneras de vivir, las diversas formas de vida; pero admitir todo esto es, quizá sea teóricamente un ejercicio no tan complejo; lo complicado vendría a ser vivir y relacionarse de acuerdo a ello, pues tampoco en esto existe una fórmula que nos señale cómo convivir. En la actualidad, lamentablemente, se idolatra la creencia de que solo se da una única realidad y muchas otras “interpretaciones aparentes”, que modernamente, y eufemísticamente, se señalan con apelativos como “países del tercer mundo” “pensamiento retrógrado” “formas atrasadas de vivir”. Se admite, implícitamente o explícitamente, que la mejor forma de vivir es vivir de acuerdo a una sola concepción, por ejemplo, se cree que todo país, para desarrollarse, tiene, necesariamente, que explotar cada yacimiento minero que encuentre en su territorio; incluso cuando esto implique pasar por sobre un pueblo, por sobre una cultura”. Muy en el fondo, se tiene la presunción de que todos debemos vivir de acuerdo a una sola concepción, de acuerdo a sola realidad. Dan fe, de todo lo dicho, fenómenos como la globalización, la “modernización”, etc.; pero, como arriba mencioné, es propio de la naturaleza que la multiplicidad se manifieste en su seno; y tal vez, eso sea lo mejor. Enfatizar en la unidad, en desmedro de la multiplicidad, fue el error que cometió Rafael Correa en su argumentación ; tal vez, se me acuse de hacer exactamente lo contrario; sin embargo, en lo escrito acerca del conocimiento, la trascendencia y la multiplicidad -y a pesar de haber recurrido a Genófanes, Gorgias, Protágoras y Platón- espero no se me mal entienda, pues con todo lo dicho no he logrado decir todo lo que quise; además este trabajo, más que otros, sufre de lo mismo que denuncia… no hay fórmula que dé cuenta exacta de un fenómeno, no hay fórmula que explique con exactitud la realización humana.