PRESENTACION
Presentamos aqui, una síntesis muy bien elaborada por Paúl Pardes, para la discusión primera del año 2009.
Analizando ocho de los grandes pensadores que han dejado las características del profundo pensar de lo chinos: KON FU TSEU, MENG KE, MO TSI, XU LUNG, HANG FEI, YANG ZHU, lAOZÍ Y ZHUANG ZHOU, siguiendo a Mosterín pAUL ordena los argumentos notoriamente relacionados con la filosofía occidental subyacente en nosotros, por eso, incisivamente añade comparaciones muy agudas con pensadores griegos y siguiendo el estilo del TAFIDEP, posándose en el análisis de un pensamiento, se remonta comparativamente a cualquier tiempo o lugar donde se haya planteado el mismo problema.
En preparación del debate cabe preguntarse ¿como concebian el mundo, la unidad, la pluralidad, La continuidad, el cambio, el hombre, el estado, los valores, ...
Primero, aprovechemos de esta presentación luego acudamos a fuentes mas complejas.
Es una invitación a la aventura de viajar a ese mundo que se extienda mas allá de sus murallas temporales, que sin duda nos traerá mejores explicaciones del futuro mundial que deviene en claves de esta tradición.
Jemar.
PONENCIA:
Presentamos aqui, una síntesis muy bien elaborada por Paúl Pardes, para la discusión primera del año 2009.
Analizando ocho de los grandes pensadores que han dejado las características del profundo pensar de lo chinos: KON FU TSEU, MENG KE, MO TSI, XU LUNG, HANG FEI, YANG ZHU, lAOZÍ Y ZHUANG ZHOU, siguiendo a Mosterín pAUL ordena los argumentos notoriamente relacionados con la filosofía occidental subyacente en nosotros, por eso, incisivamente añade comparaciones muy agudas con pensadores griegos y siguiendo el estilo del TAFIDEP, posándose en el análisis de un pensamiento, se remonta comparativamente a cualquier tiempo o lugar donde se haya planteado el mismo problema.
En preparación del debate cabe preguntarse ¿como concebian el mundo, la unidad, la pluralidad, La continuidad, el cambio, el hombre, el estado, los valores, ...
Primero, aprovechemos de esta presentación luego acudamos a fuentes mas complejas.
Es una invitación a la aventura de viajar a ese mundo que se extienda mas allá de sus murallas temporales, que sin duda nos traerá mejores explicaciones del futuro mundial que deviene en claves de esta tradición.
Jemar.

¿HUBO FILOSOFÍA EN LA ANTIGUA CHINA?
Paul Jordan Paredes Uribe
Paul Jordan Paredes Uribe
REFEENCIA CONTEXTUAL:
La antigua China estuvo organizada feudalmente. Durante la época arcaica (Dinastía Zhou), por un lado estaban las cortes de los señores feudales, donde vivían los nobles y los altos cargos hereditarios, mientras por otro lado, existían las aldeas campesinas donde vivía la plebe.
Al iniciarse las continuas guerras entre los diferentes estados feudales chinos, este sistema decayó y muchos de los nobles tuvieron que abandonar las cortes. Algunos de ellos, grandes eruditos y maestros ceremoniales se dedicaron a la enseñanza de sus saberes, así nació la enseñanza privada que antes solo era propio de las cortes. A estos grandes maestros se les conocería como “Letrados” y uno de ellos fue Kong Qiu (Confucius). Los letrados fueron sabios cuyo pensar filosófico se concentró en el plano moral con la finalidad de realizar la virtud del hombre.
Kong Qiu : Benevolencia y rectitud.
El maestro Komg ( Confucio) predicaba las virtudes de la benevolencia (rén) y la rectitud (yì).
Decía Confucio, la rectitud consiste en realizar lo correcto y justo en cada situación, “lo que debe ser” ( un imperativo categórico situacional)
“El hombre superior está centrado en la rectitud (yì), el hombre vulgar en el beneficio”.
La benevolencia (rèn) consiste en “el amor a los demás”. La guía para la realización de la benevolencia es el sbú (altruismo o compasión),
“el no hacer lo que no quieres que te hagan a ti”.
Esto nos ayuda a saber lo que quieren los demás y así poder practicar la benevolencia, pero esta no puede ser virtud sin no cuenta con un esfuerzo por nuestra parte, para realizarlo realmente, un empeño y voluntad de hacer, ésta virtud es llamada zhong.
Relaciones sociales y políticas.
En la época de la dinastía Zhou la relación de parentesco era la base de la relación política, donde la familia del rey Zhou era a la vez súbdita de éste.
Confucio reflexiona sobre la naturaleza de éstas relaciones y pone a la familia como base de toda relación política. Las relaciones familiares son relaciones de amor, pero el amor a los padres es distinto al de los hermanos, etc.
Las dos relaciones de amor más importantes son el amor a los padres y al hermano mayor. Las demás relaciones sociales son una extensión de las familiares. Quien sea un buen padre será un buen soberano y quien sea un buen hijo será un buen súbdito.
Los ritos
El maestro Kong resaltaba la importancia de los ritos para alcanzar la benevolencia. Una práctica reiterada de éstos nos hacía alcanzar tal virtud, cuando ésta práctica ritual junto a las virtudes que sirven de guía para la realización de la benevolencia sea practicada de manera espontánea, el hombre habrá alcanzado tal virtud, como lo logró Confucius a los 60 años cuando siguiendo a su corazón no caía en incorrección alguna.
Destino y mandato celeste.
Según la doctrina del mandato celeste, el cielo se preocupa por nuestro bienestar, por eso, delega en el soberano la facultad de procurarnos este bienestar.
Cuando el soberano prefiere su bienestar al de los demás, el mandato celeste pasa a otro hombre. Esta doctrina se generalizó hasta creerse que cada hombre tenía un propio mandato celeste, un destino.
Confucio decía que cada hombre debía tratar de realizarlo, era su deber (yì), al margen de conveniencias pues
“no se hace por el resultado sino por la acción misma”.
Así pues, aunque el fin sea remoto el que lo intenta cumple con el mandato celeste, aquel es
“el que aún sabiendo que nada se puede hacer, lo intenta a pesar de todo”.
Si se alcanza el éxito o no es cuestión del destino (ming), pero no hay que confundir el mandato celeste con el destino. El primero es sólo el imperativo moral.
La rectificación de los nombres.
Advierte que las palabras, comúnmente, son aplicadas erróneamente. Los sujetos o cosas a la que se le aplican ciertos nombres no son correspondientes a su significado y esto causa anarquía.
La regeneración de la sociedad se empieza con la rectificación de los nombres (o autentificación de la correspondencia entre el Ser y el nombre) y el buen gobierno solo se dará “cuando el soberano sea soberano; el ministro, ministro; el padre, padre; el hijo, hijo”.
Meng Ke (Mencio)
Primer representante importante de la escuela de los Letrados luego de Confucius. De extracción social similar a la de Confucius, llegó a ser ministro del Estado de Qi. Fue el mejor escritor entre todos los filósofos chinos antiguos.
El hombre bueno por naturaleza.
Como fiel seguidos de Confucius, Mencio predicó las dos virtudes que su maestro había enunciado, pero a diferencia de éste, dio una explicación de porqué el hombre debe ser benevolente y preferir el deber al beneficio.
Según Mencio, el hombre al igual que las bestias tienden a satisfacer sus deseos y buscan el placer, el deleite, la comida y el sexo. Sin embargo, existe una diferencia esencial que nos permite distinguirnos de las bestias y es el que los humanos poseemos un corazón (xin) que es el órgano del pensamiento.
Si dejamos de lado el pensamiento, los humanos actuamos como las bestias dejándonos llevar por nuestros deseos. El hombre sabio nunca olvida el pensamiento, mientras el vulgar lo ignora, por eso son como las bestias.
El corazón es el órgano más importante del hombre y por ello debe preferirse el deleite del corazón a otros como el de los sentidos y al corazón le agrada los principios de rectitud y benevolencia. La diferencia entre la grandeza de unos hombres sobre otros es que los que dan preferencia a sus partes mas importantes son grandes y los que dan mayor preferencia a sus órganos menos importantes, son pequeños. El sabio debe cultivar todo su cuerpo, pero en especial su corazón.
Existen 4 sentimientos naturales que llevan a hombre por el camino correcto: el sentimiento de compasión, vergüenza, respeto y modestia, y la noción del bien y del mal. El cultivo de estos sentimientos nos dan la virtudes principales de la benevolencia, rectitud, urbanidad y sabiduría.
Los 4 sentimientos naturales se encuentran intrínsecos en nuestro corazón: nadie puede dejar de compadecerse al ver a un niño, por ejemplo, en peligro aunque no haga nada por el debido a algún tipo de conveniencia. Las cuatro virtudes, por lo tanto, no las adquirimos del exterior sino de nuestro interior a través de la cultivación de nuestros sentimientos naturales.
Mencio utiliza la fábula de aquel árbol que por las inclemencias del lugar donde estaba plantado fue poco a poco obligado secarse luego de tantos intentos por reflorecer. Los que ven en la actualidad aquel árbol pensaran que jamás fue grande y bello, lo mismo sucede con el hombre, jamás pensamos que alguna vez fue bueno y virtuoso.
Para Meng Ke nuestra naturaleza es aquella esencia que nos hace diferentes de las bestias y de otros seres.
Critica a los Moistas.
El amor universal es el amor a nadie en especial. Sino diferenciamos el amor al padre, al hijo, tampoco reconoceremos a nuestro soberano.
El hombre sabio tiene un amor graduado a las personas empezando con el amor especial a los padres.
Otra crítica es que el amor universal moista tiene un fin solo utilitarista, para el beneficio de los hombres. Pero el amor para los Letrados no puede ser artificial sino natural.
Para Mencius como para Aristóteles, el hombre es un ser social por naturaleza, esta naturaleza se desarrolla en 5 relaciones humanas: padre-hijo, soberano-súbdito, marido-mujer, hermano mayor-hermano menor y la relación entre amigos.
Filosofía Política.
Los filósofos chinos consideraban la política como una rama de la moral, la rama que se ocupa de una de las relaciones humanas básicas: soberano-súbdito.
Para Mencio el Estado debe estar al servicio de la moral, el soberano debe ser un líder moral y debe dar el ejemplo de la benevolencia y rectitud. Quien no cumpla con estas características morales no puede ser rey sino tirano y es lícito su derrocamiento o muerte ya que no se está matando a un rey sino a in sinvergüenza.
Por lo tanto, el hombre sabio, el hombre superior es el llamado a gobernar. Pero el soberano es el menos importante en el Estado, el pueblo ocupa el lugar superior.
Para ser soberano hay que ganarse primero al pueblo. A través de su virtud,
“el que usa la fuerza en vez de la virtud es un tirano”.
El pueblo debe contar con un bienestar material para poder ser educados en la virtud. El soberano debe procurarles este bienestar, por eso,
“si los viejos van vestidos de seda y comen carne, y el pueblo en general no pasa hambre ni frío, estará claro que el soberano es un verdadero rey”.
El Qi.
Existe una nobleza celestial y una nobleza terrestre. La benevolencia, a rectitud y todas las virtudes pertenecen a la nobleza celeste. El ser canciller, ministro, etc., constituye la nobleza terrestre.
No solo podemos conocer el cielo sino identificarnos con el y con todo el universo, pues todas las cosas están en nosotros y solo nos damos cuenta de ello al examinar nuestra conciencia y al alcanzar la benevolencia perfecta.
En aquel estado de lucidez mística sentimos en nosotros una gran energía vital (qi) que circula tanto en nosotros como en el universo entero. Cultivar esta energía es el grado último de la sabiduría.
Mo Di
Recogió las ideas de Confucio y las sometió a crítica, fundó su propia escuela (Mojià). Fue un hombre preparado para la guerra y por eso su reflexión tomaría como punto de partida la guerra, así condenó la guerra de agresión y solo preparo a sus seguidores para la defensa. Su escuela era a la vez una orden militar al estilo de los cruzados medievales.
En su tiempo, cada corte tenía sus eruditos militares, al decaer éstas, muchos de sus eruditos se disgregaron como fue el caso de Mo Di.
Criticó a los Letrados,
Condenaba los ritos ya que los consideraba como una extravagancia cortesana. Predicaba la moderación en el consumo, la austeridad, rechazaba la perdida de tiempo en las ceremonias, etc. Criticó el amor discriminatorio que predicaba Confucius afirmando que escondía un fondo de justificación ideológica. Frente a ellos predicaba el amor universal.
Introducción de los criterios y el amor universal.
Es su preocupación metodológica, Mo Di afirma y da suma importancia a los criterios (o estándares diríamos hoy).. Toda afirmación de una proposición debe ser seguida por la indicación del criterio del que se ha basado.
Al preguntarse por el criterio que debe tener todo aquel que quiera gobernar, Mo Di se respondió: “La voluntad del cielo” que es el amor universal y el provecho mutuo de todos los seres humanos.
El amor universal nos lleva a la ayuda mutua, a la confianza y al progreso mientras el egoísmo conduce al robo, a la guerra, etc. Bastaría que los soberanos lo impusiesen para que reinara la paz y la armonía en el mundo.
Si uno perjudica al otro, el otro también querrá perjudicarlo a él, por ello “conviene” el amor universal.
El estado más grande hace la guerra al pequeño, el fuerte ofende al débil, el rico explota al pobre y todo esto por la discriminación. Bajo el amor universal todos somos iguales y se evitan estos conflictos.. Solo cuando todos hayan adoptado este criterio, reinará la paz y el orden en el mundo.
El Cielo y los espíritus.
No existe el destino sino que el cielo, una divinidad, ordena todos los acontecimientos. Además el mundo está lleno de espíritus que constantemente observan si practicamos el amor universal y nos premian por ello.
Si la multitud ha visto y oído sobre estos espíritus, debemos guiarnos de ello como criterio para afirmar su existencia. La vuelta a la creencia de los espíritus no es más que una actitud pragmática para imponer el amor universal.
Antibelicismo.
La falta de amor universal es lo que nos lleva a la guerra y la guerra siempre es perjudicial tanto para el que gana como para el que la pierde.
“La guerra es siempre un mal negocio, el fruto más de la estupidez que del cálculo”.
Además la guerra es moralmente condenable.
“Un príncipe conquistador será tantas veces asesino cuantos hombres haya matado”.”¿Acaso el mal multiplicado al infinito se convertirá en bien?”
Teoría del Estado y el acuerdo con el superior.
Al principio los hombres vivían en un estado de naturaleza donde todo era caos y anarquía, cada uno tenía su propio criterio de lo bueno y lo malo y todos pretendían que su criterio era el correcto.
Todo era desorden hasta que comprendieron que ello se diva a la falta de un soberano quien era el mas virtuoso y lo proclamaron Hijo del Cielo.
Hay que pensar como el superior hasta llegar al superior de todos que es el soberano.
Lo que el soberano piense que está mal debemos pensar que está mal, hay que estar de acuerdo con el superior y jamás con el inferior.
Solo una opinión debe existir en el Estado: la del soberano. Un estado totalitario al servicio de la humanidad procurando el amor universal.
Xun Luang: la naturaleza maligna del hombre.
Por naturaleza e hombre es malo. Su naturaleza original le impulsa a buscar únicamente su propia ventaja, es envidioso y odia a los demás. Estos sentimientos originarios conducen, inevitablemente, a la guerra, a la rapiña y a un estado de violencia.
Solo mediante el esfuerzo artificial de la educación se hace bueno. La bondad es adquirida.
Sin embargo, todo hombre posee un corazón pensante y con el puede sobreponerse a los impulsos naturales y llegar a ser bueno. Todos pueden convertirse en sabios.
Su filosofía negativa de la naturaleza humana es una filosofía positiva de la cultura. Todo lo que hay de bueno en el hombre es el resultado de su esfuerzo, un producto cultural.
Mediante las buenas costumbres y la moralidad se alcanza una segunda naturaleza. Como vemos, mientras la naturaleza para Mencius es algo peculiar y único de algo, para Xun Luang la naturaleza de algo es lo inseparable de ese algo, lo que siempre se da en ellos aunque también se dé en otras cosas. Pero ambos estaban de acuerdo que los hombres podían cultivar la moralidad y llegar a ser sabios.
Principios vitales del organismo.
Hay un parecido con la teoría de Aristóteles sobre el principio vital de los seres queera el alma, distinguiendo no obstante tres niveles: el alma vegetativa propia de todos los seres vivos incluidas las plantas; alma sensitiva que solo lo poseían los animales y el alma intelectiva propia del hombre.
Xun Luang llama sheng al principio vital de todos los seres vivos incluidas las plantas; zhì, conocimiento sensible propio de los animales y yì, sentido de justicia y rectitud que solo poseían los hombres.
La diferencia entre la filosofía griega y la china es que la segunda pone como distintivo del hombre con los demás seres su moralidad.
El origen social de la moral.
El hombre de por sí es un torbellino de tendencias anárquicas. Es la sociedad la que canaliza esos deseos o tendencias en un solo beneficio para todos.
El hombre necesita organizarse para compensar la debilidad física con los demás seres, para producir los bienes que necesita y que individualmente sería imposible conseguirlas y para ello necesita una moral que permita la convivencia.
Los deseos son muchos y los bienes escasos. Esto puede traer conflictos y , por ello la necesidad de una moral que lo impida. Así nace la moral de forma pragmática y los antiguos reyes establecieron reglas de conducta (lì) y de rectitud moral (yì) a fin de terminar con este caos.
Rechazo de la doctrina del cielo.
Xun rechazaba todo sobrenaturalísmo a diferencia de Mencius, además era partidario del control social y no de la libertad moral.
El cielo cumple su propia regularidad y no se ocupa de los hombres.
Xun no solo acepta el deber como criterio de moralidad sino también e provecho. El hombre que conoce su capacidad mental, conoce su naturaleza y olvida de especular sobre el universo y el cielo. El soberano será aquel que unifique todas las opiniones en una y proceda a la rectificación de los nombres.
Los Legistas.
Durante la época de los Estados en guerra (S V a.c. – hasta el año 221 a.c.), la anexión de nuevos territorios por parte de los Estados vencedores, demandaban la necesidad de una buena organización política que permitiera al soberano gobernar correctamente.
Hombres más realistas y expertos en política que los letrados atenderían estas demandas: los legistas. Eran hombres de método pretendían métodos infalibles para la dirección correcta del estado. Para ellos el éxito del soberano no depende de su virtud sino de la aplicación de un método oportuno.
Han Fei. Los premios y los castigos.
Como buen discípulo de Xun Luang, Han Fei aceptaba la naturaleza mala del hombre, sin embargo, tratar de reformarla mediante la cultura era utópico.
Lo que hay que hacer es buscar el método de gobierno adecuado a esa naturaleza. El soberano no debe basar su gobierno sobre la esperanza de que los hombres hagan el bien sino que debe obligarlos a no hacer el mal mediante premios y castigos. El soberano debe actuar según la naturaleza de los hombres que se mueven entre sentimientos de gusto y disgusto.
Los premios y los castigos deben ser expresados en leyes severas.
No vale la pena adoptar la benevolencia, la rectitud, el amor y el afecto. Solo los castigos severos y las penas duras pueden mantener el Estado en orden.
El método tenía dos prioridades: la agricultura y la guerra. La agricultura era el tronco de la economía según los legistas y esta solo se podía desarrollar mediante la desfeudalización de las tierras y la libertad de los campesinos.
El comercio era rechazado porque no producía beneficio al Estado y los comerciantes siempre viajaban. La guerra era la principal actividad del Estado y la fuente de los premios. A tantas cabezas recogidas tantas tierras y beneficios obtenidos.
La antigua nobleza será abolida y habrá una nueva jerarquía según el cumplimiento de las leyes por los hombres. Cualquiera puede ser admitido, según su mérito, en los cargos de la administración, pero los que no cumplan con tal cargo serán ajusticiados.
Yang Zhu y Laozí : El daoísmo.
Los daoístas despreciaban toda convención social y predicaban la vida espontánea y natural. Armonizando con la naturaleza y sintonizando con el dao, fondo último del universo.
Para ello uno debe olvidarse de la sociedad y preocuparse por sí mismo; valorar su propia vida y despreciar las posesiones y riquezas. Es “el principio de cada uno para sí”, “lo importante para mí soy yo”. El sabio es aquel que “se encuentra más allá de todo bien y de todo mal, de la ambición y la compasión”, decía Yang Zhu. Toda su doctrina maoísta se encuentra en el libro del llamado Laozî (viejo maestro) posterior a Yang Zhu.
El dâo.
El mundo es un conjunto de manifestaciones de la naturaleza. Pero detrás de todas ellas se encuentra algo permanente e invariable, el dâo.
El Dao es aquello que no admite nombre, principio primero e indeterminado de todas las cosas. Las genera y toma tantos nombres como cosas. Pero esos nombres no son sus nombres sino el de las manifestaciones del dâo.
El dâo que puede expresarse con palabras
no es el dâo permanente.
El nombre que puede ser nombrado
no es el nombre permanente.
Lo que no tiene nombre (wú ming)
es el principio de todos los seres.
Lo que tiene nombre (yôu míng)
es la madre de todas las cosas.
La permanente ausencia de deseos
permite contemplar su esencia escondida.
La. constante presencia de deseos
lleva a contemplar sus manifestaciones.
Ambos tienen el mismo origen,
Con nombres diferentes designan una misma realidad.
El profundo misterio
es la llave de las transformaciones de los seres.(Laozi)
De lo indeterminado nace el ser (algo determinado) y de la determinación nacen todas las cosas. Pero el dâo universal en cuanto determinado en un género particular de cosas se llama dé (esencia) de las cosas, equivalente al areté griego.
El dâo es similar al concepto de apeirón de Anaximandro. El ideal del sabio maoísta es apartarse de las cosas y dejarse guiar por la naturaleza, realizar su dé que es la identificación con el dâo.
El retorno.
El dâo es un eterno proceso. Es como un péndulo, una vez alcanzado el extremo de un ciclo, se produce el retorno hacia el extremo opuesto.
Es la ley básica de la naturaleza. Por eso se debe desear lo contrario a lo que realmente se desea, porque por ley de la naturaleza recibiremos el extremo opuesto.
La unión con el dâo.
Las virtudes no son malas, pero demuestran la falta de espontaneidad y decadencia de la naturaleza. Por esto, “el hombre de virtud superior carece de virtud, y por ello precisamente la posee”.
Las virtudes propugnadas por los daoístas son la simplicidad, la naturalidad, la espontaneidad, la frugalidad, la blandura, la falta de pretensiones, deseos o ambiciones, incluso la vaciedad interior y ausencia de erudición. Todo esto nos lleva a la identidad con el dâo.
Alcanzar el vacío es la norma suprema,
conservar 'la quietud es el máximo principio.
Del devenir abigarrado de los diez mil seres,
contempla su retorno.
Innumerable es la variedad de los seres,
mas todos retornan a su origen.
Es la quietud.
La quietud
es .retornar a la propia determinación.
Retornar a la propia determinación es lo permanente.
Conocer lo permanente
es la iluminación.
Quien conoce lo permanente, todo lo abarca.
Quien todo lo abarca...
se identifica con el ciclo.
Quien se identifica con el ciclo, se hace uno con el dúo.
Quien se hace uno con el dúo, vive largo tiempo.
Hasta el final de sus días permanecerá libre de todo peligro.
Cuanto menos hagamos, mejor. La no acción, nuestra no intervención evitara resultados contraproducentes. Al renunciar a todo objetivo no podremos fracasar, así se alcanza la tranquilidad.
Según su filosofía política, el Estado no debe actuar sobre el pueblo, tratar al pueblo como niños pequeños: naturales, ignorantes, inocentes y rebosantes de blanda espontaneidad.
Zhuang Zhou: la naturaleza de cada cosa.
“Al principio solo había la nada y la nada carecía de nombre. De la nada originó al uno, que tenía existencia, pero carecía de forma. De ese continuo informe nacieron las cosas por la fuerza del dé”.
Zhou propugnaba el respeto por la naturaleza de las cosas,
“lo que es de la naturaleza en interno, lo que es del hombre es externo”.
Por ejemplo, una jaula así sea dorada va en contra de la naturaleza del pájaro. Debemos tratar a los seres como lo que son y no como lo que quisiéramos que sea.
Relativismo.
Todas nuestras opiniones, gustos y juicios de valor están determinados por nuestra naturaleza. Los seres que poseen otra naturaleza tienen otros gustos, opiniones, etc.
Para cada animal lo bueno es aquello que coincide con su naturaleza, con su dé, y lo malo aquello que no coincide. Por eso lo bueno para uno es malo para otro, lo bello para uno es feo para otro, etc.
En una discusión toda verdad es parcial. Los hombres discuten sobre opiniones y sus verdades difieren según su naturaleza, por eso, son verdades parciales. La verdad total y única es el dâo y el dâo es aquello de locuaz no se puede hablar, e inefable, no tiene nombre. Así pues el sabio debe abstenerse de opiniones ya que al hacerlo niega el dâo, la verdad total.
Intuición del dâo.
Pero detrás de toda discusión hay algo indiscutible, entre todo lo distinto existe algo indistinto, algo por lo cual todas las cosas son, algo que está en ellas, algo que es todas esas cosas a la vez, el dâo.
Bajo el punto de vista del dâo todo son lo mismo, desaparecen las contradicciones, lo malo es bueno y lo bueno es malo también.. Ésta es la intuición del dâo, darse cuenta que todas las cosas son una y que no existe contradicciones ni antonimias.
El dâo.
El dâo es para nosotros lo que el mar es para los peces. Esta en todo lo existente. Existe antes de todo, incluso antes de los dioses.
Nada se crea ni se destruye, pero si se transforma. La muerte es lo más natural del mundo, un episodio más de la transformación de la materia., es la ley del dâo y en ella no hay nada triste. El dâo es el transformador y el transformado.
La sabiduría.
El sabio acepta su destino, no sobresale. Sabe que al hacer el mal ganará enemigos y al hacer el bien se ganará envidias.
Renunciar a la fama y a la erudición, identificarse con el dâo, esa es la sabiduría.
“El hombre perfecto carece de yo, el hombre espiritual carece de logros, el verdadero sabio carece de fama”.
Muchas críticas se le hacía a este ideal de sabio “inútil” para si mismo como para la sociedad. Pero para los maoístas era un elogio ya que ellos preconizaban “la utilidad de la inutilidad” ya que los animales y plantas menos útiles son los que más sobreviven. “No hay árbol útil que viva sus años naturales”. El ideal de vida es un ideal asocial, el sabio se preocupa de sí mismo no de los demás.
SINTESIS:
Como hemos visto el pensamiento filosófico en china es de exquisito bagaje. Desde problemas morales pasando por gnoseológicos y metafísicos.
la filosofía china se desarrolló conforme a su propio contexto y peculiares componentes que lo diferencian de occidente.
Con una preocupación más moral por parte de los letrados, una filosofía pragmática de los moístas y teorías metafísicas de los maoístas China a demostrado al mundo occidental que la filosofía no es propiedad del antiguo mundo sino un modo y posibilidad de pensar y actuar que existe en la naturaleza del hombre, la cual unos cultivan y otros no.
Después de estudiar el pensamiento filosófico en China podemos decir que antes de Hobbes existió un Mo Di y un Xun Kuang, quienes lo adelantaron en su teoría de un estado natural de conflicto y egoísmo entre los hombres.
Aasí como Anaximandsro y su concepto de “apeirom” existió un Yang Zhu y un Xun Kuang con su concepto y teoría del dâo más profunda y rica que el del griego antes mencionado. Esto solo por mencionar algunos ejemplos que nos llevan a afirmar que SÍ HUBO FILOSOFÍA EN LA ANTIGUA CHINA.
(Fuente: MOSTERIN, JESUS:Historia de la Filosofía, T.2, pgs 104-212)
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